OCASO DEL IMPERIALISMO
Su fundamento filosófico: (razas horizontales y verticales)
Aquí tratamos ese solo aspecto, dejando sus otros fundamentos: económico, político, etc. para cuando analice mos el por qué de la amplia inversión de capitales estadounidenses en América Latina.
Los anglo-sajones son racistas, porque son razas horizontales. La horizontalidad significa ser autoritarios, frios, calculadores, lucrativos por excelencia, en una palabra obrar y vivir mercantilizados. Circulan permanentemente sin penetrar.
Los latinos son integracionistas, porque son razas verticales. La verticalidad encierra sentido trascendente de la vida, Obran y viven más espiritualmente, con pasión. Donde se posa penetra, arraiga hasta perder su origen. Mancomúnandose con las razas de color. Tal proceder, generoso desde el punto de vista de la fraternidad humana, está proyectando un nuevo sentido filosófico sobre la lucha imperialismo versus pueblos sub-desarrollados.
Luego de la segunda contienda mundial interimperialista, el mundo asiste a un trascendental cambio: la guerra es reemplazada por las guerras revolucionarias de liberación.
Este cambio, en la forma de guerrear ¿a que se debe? A que las razas latinas y de color, quieren terminar con el mundo humanoide impuesto por las razas horizontales. Concientes ahora de su fuerza y destino, hacese necesario un cambio sobre los fines de la humanidad. De un objetivo esencialmente mercantil (horizontal), ascender a un plano de valorización, verticalizando la dignidad humana.
Ellos, los horizontales, viven y pelean para tener. La vida al servicio del dinero. Nosotros, los verticales, vivimos y estamos luchando para ser. La vida al servicio del hombre. Esa sola gran filosofía, es el triunfo nuestro y el ocaso del imperialismo.
Hasta ahora las guerras se habían hecho para depredar, asesinar, para que grupos de élites financieras repartieranse países, bienes, riquezas y gozaran de ello esclavizando pueblos. La meta era el oro.
La guerra revolucionaria del tercer mundo, se ha hecho y se hace, para libertar y ofrecer.
La justicia social, impulsa los engranajes de su lucha.
El deseo de ganancia, puramente materialista, ha sido reemplazado por la voluntad de construir un mundo generoso.
Nuestra ciencia estará al servicio de las necesidades de los pueblos, no de la guerra, porque nuestra guerra revolucionaria -con armas o sin armas- corresponde al nacimiento de un espiritu nuevo: el espiritu de las masas laboriosas.
En este sentido la nueva historia del tercer mundo es un nuevo movimiento mesiánico de masas, impulsado por líderes honestos y valientes.
Las fuerzas del trabajo (obreros, intelectuales, estudiantes, empleados, cientificos, campesinos, militares y profesionales progresistas, etc.) -el músculo y el saber- cada día más humanizados y concientes del porque unos tienen demasiado y otros demasiado poco, se unirán solidamente, para evitar que el oro se cotice más alto que los seres humanos.
Esta unión es realidad en muchos países de la triple A. Argentina, Brasil, Chile, Perú, etc. ¿acercanse a esa realidad?
Y a medida que el tercer mundo avance y supere todos los obstáculos, el tener mal, dejará de ser privilegio de algunos, para que, el tener bien, sea privilegio de todos.
El derecho a tener vivienda confortable, ropa limpia, pan, educación, deportes, diversiones sanas, instrucción, trabajo creativo, son aspectos que hacen a la vida misma.
Constituciones, libros, discursos, conferencias, congresos, etc., lo pregonan por doquier, pero mientras tanto 1.800 millones de seres carecen de las necesidades más elementales de subsistencia. Es la concepción "idealista" de los que tienen.
La concepción realista -la de ser- quiere que el hambre y las necesidades de esos millones de hombres se solucionen con alimentos, no con discursos y tiras de papel.
A la primera concepción, pertenecen las potencias imperialistas y las clases explotadoras. A la segunda, las naciones sub-desarrolladas y las clases explotadas. Tener, es antihistórico; Ser, es la historia del futuro. Ese es el objetivo fundamental de la logia ANAEL.